miércoles

TELO dije

Tus intentos de volver a tener una vida sexual plena más el intento frustrado de salida solos te dio fuerzas. Entregaste al nene a su abuela y agarraste a tu marido a las ocho de la noche para ir a cenar. Temprano, te repitió el gordo, pero querías aprovechar la noche y evitar que otra borrachera arruine tus posibilidades de no sentirte mamá otra vez. Lo hiciste picar algo rápido y solo lo dejaste tomar un porrón. De ahí al telo por el que pasas todos los días para ir a hacer las compras. Te sentiste una ridícula eligiendo una habitación, que termino siendo la estándar para no desestabilizar la economía del hogar. Entraron y se pasaron un rato largo prendiendo y apagando las luces, buscando música que los ponga cachondos o peleando por si dejar la porno o no. Finalmente con Joe Cocker de fondo empezaron a sacarse la ropa torpemente, tomarse tiempo para besarse y esas cosas que con el apremio por terminar antes de que el nene se despierte se olvidaron de cómo se hacían. Lograron hacerlo. Cayeron exhaustos y rendidos a cada lado de la cama. Mientras fumaban un pucho sin culpas charlaron del polvo que se echaron, de los que solían echarse y de que grande esta el bebé. Al rato se durmieron… profundo. Tan profundo que los despertó el teléfono para avisarles que en diez minutos se terminaban el pernocte. Se vistieron a los pedos, pagaron, salieron y rajaron a lo de tu vieja a buscar al baby. Lo que se dice una noche memorable.

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