lunes

Días Previos (estoy por reventar)

Prueba suficiente de paciencia fue haber llegado a los 9 meses sin pedir que te saquen a la criatura solo porque la quería conocer. Y seamos honestas, porque no aguantas más. Pasaste todas las pruebas de fuego, acostumbrarte a la idea de que te tomaron el cuerpo, acostumbrarte a tus nuevas curvas, hacerte pis a toda hora y en todo lugar, a las dulces y a veces violentas pataditas, etc., etc., etc.
Pero ya está, hasta acá llegaste, estas en la semana indicada como fecha de parto y ni noticias… y la verdad poco importa que te expliquen que fecha probable significa eso, probable. Vos te agendaste que tu hijo nacería ese día y queres que sea puntual. La verdad es que tu panza ya esta demasiado baja para hacer la mayoría de los movimientos que se te ocurren hacer y la idea de que tu marido te ponga las medias y los zapatos la odias y estar sentada todo el día emitiendo un molesto sonido a queja te esta poniendo de la cabeza.

Decidiste cortar por lo sano y te pusiste a navegar para tratar de encontrar todos los métodos posibles para acelerar el trabajo de parto por la. Probaste con acupuntura, te quedaste una hora quieta, de costado, medio incomoda pero sin quejarte con todas las agujitas pinchadas en tu espalda que parecías un carpincho, y nada. Hierbas y aromaterapia. Entre los tes que te tomas con mezclas de hierbas extrañas y los olores que hay en tu casa, tu perra vive dopada y tu marido con descompostura… pero nada. Osteopatía craneal, si leyeron bien, es un chino que viene y en vez de hacerte reflexología, te aprieta la cabeza con los dedos para generar hormonas que se suponen inducen al parto. Se supone porque en tu caso, nada.

Hay que reconocer que finalmente las viejas siempre tienen una receta casera y baratita que te salva la vida; tirar el cuerito para el empacho, agua con azúcar para la tos, y hacer el amor para acelerar el parto. Aunque te dio vergüenza que tu suegra te confiese su secreto para que sus hijos nazcan en fecha le hiciste caso y lo convenciste a él de hacerlo. No fue fácil, porque decir ¨tenemos que hacer el amor porque tu mamá lo dice¨ no fue la mejor estrategia de disuasión que podías haber usado, pero todo se justifica en tu estado.

Una vez convencido y concretado, santo remedio, a mitad de la noche te despertaste pero esta vez no fue para hacer pipi…

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