sábado

Mama boluda

Día de sol, aire libre, asado, familia. Puse el reloj temprano para preparar el bolso.
Jamás prepare un bolso para ir a ningún lado, bronceador y lentes de sol adentro de
la cartera y listo! Pero con un bebé las medidas preventivas son distintas. Así que
al bolso de siempre le agregue una bolsa de pañales entera (por la dudas) cuatro
mudas de ropa (una para cada estación por si al cambio climático se le ocurre hacer de las suyas hoy), toallitas húmedas, algodón, óleo, protector solar 50, repelente para mosquitos y juguetes para que no extrañe su casa. Llegamos a las 11, el baby se enloqueció con tanto campo y empezó a correr por todos lados, yo chocha viendo como en una propaganda a mi hijo de acá por allá por el verde pasto. 12 del mediodía, me acerco a levantarlo del piso por enésima vez y me detengo en lo colorada que estaba su cabeza (me salio peladito el nene). Corro al bolso sin decir nada y desesperada busco el gorrito sin éxito. Le grito a mi marido que cómo no se acordó de meterlo
en el bolso, que yo sola no puedo hacerme cargo de todas las
necesidades del chico y que ahora por su culpa se iba a pelar todo.
Y en un acto heroico me saco la remera, quedando en corpiño con
los michelines al aire, e improviso un gorro casero, salvado su
cabeza de los rayos ultravioletas. Alrededor de las 5 de la tarde
me avivo que en mi acto heroico no me avive de ponerme el protector
50 que si había cargado. Saldo final, cabeza salvada, espalda quemada.

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